Page 16 - El Maestro
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Durante todo el viaje hablamos sobre diferentes temas, desde la problemática económica del departamento, hasta sus aventuras amorosas con las bellas mujeres de aquel lugar. Comentaba que casi nadie lo llamaba por su nombre verdadero y era conocido como el Picaflor del pueblo, nombre que había trascendido a todos los Municipios de Chontales, ya que en cada uno de ellos tenía un amor que lo añoraba. Mientras decía esto la señora que nos acompañaba con sus hijos sonreía.
Pasaron varias horas hasta que por fin llegamos a Juigalpa, don Miguel se despidió de mí un tanto triste:
–Bueno, bueno, ya hemos llegado. Qué pena que este sea su destino, ahora tendré que conversar el camino que me resta con mis amigos bueyes, ja, ja, ja...
La señora fue la primera en despedirse con uno de sus hijos en brazos y el otro de la mano, la miramos partir.
–Aquí las condiciones no son fáciles, seguro tendrá dificultades como en todos lados, pero la gente es sencilla y sincera –me decía don Miguel estrechándome la mano fuertemente– así que maestro Alejandro no se desanime y siga palante. Si alguna vez
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